miércoles, 20 de junio de 2007

La noche del 10

Primer tiempo: A imponer el tango

No sé si fue por instrucciones del árbitro o por una decisión táctica, pero desde el momento en que Juan Román Riquelme brincó a la cancha con los pantaloncillos del Villarreal la noche empezó a inclinarse del lado de los xeneizes. Desterrado del club europeo, el 10 buscaba revancha y qué mejor que llevarla a cabo en una final de Libertadores.

Durante los primeros minutos Gremio trató de marcar el pasó. Tenía que anotar tres goles, así que el tiempo apremiaba. Pero entonces surgió Riquelme, ese hombre que juega con la parsimonia y con el ceño de un oficinista desmañado. Sus compañeros sabían que bastaba darle el balón para apagar la samba e imponer el tango. Y así lo hizo. En cada jugada monopolizó el balón y demostró que era el más brasileño de los 22 que estaban en la cancha.

Por su parte el Gremio de Porto Alegre experimentó una confusión de identidad. Su juego consistía en pelotazos propios de alemanes y en tiros al arco de jugador de Rugby. Fue hasta el minuto 40 que Diego pudo disparar y estrellar el balón en el poste. El resto de los minutos Boca calmó las acciones y se fue al vestidor con media copa en las manos.

Segundo tiempo: Un orgásmico 69

Al minuto 50, los brasileños reafirmaron que los postes le iban a Boca y el arquero Caranta demostró sus reflejos al atrapar el contraremate. El técnico Russo estaba conciente de que el contragolpe iba a ser su principal arma así que echó el equipo hacia atrás y esperó a que la desesperación hiciera lo suyo.

Sólo un genio como Riquelme pudo elegir un minuto tan adecuado para anotar un gol. Justo al 69, tomó el balón en el vértice del área y disparó hacia el ángulo derecho del arquero Saja. El orgasmo fue inmediato. Con este gol maravilloso, Boca Juniors aseguró su sexta copa Libertadores de América.

Todavía resto tiempo para que Topo Gigio anotara un segundo gol rematando un balón huérfano en el borde del área chica y para que Palermo disparara un penal que casi mata a un recogebolas. Eran jugadas de trámite. Faltaban cinco minutos y la banca de Boca Juniors ya cantaba su campeonato.

Al escucharse el silbatazo final saltó a la vista la problemática. El escudo de Boca está sobrepoblado: ya no le caben más estrellas.

Foto: EFE. Boca Juniors obtuvo su sexta copa Libertadores de América con un global de 5-0. Juan Román Riquelme, la gran figura

1 comentario:

tazy dijo...

Chales, no lo ví pero con lo que narras me dieron ganas... chales

chiales...

riquelme cuando juega no se ve tan feo jajaja