lunes, 18 de junio de 2007

Saviola dice adiós al Barcelona

Quizá el motivo por el que Javier Saviola nunca terminó de encajar en el Fútbol Club Barcelona sea la juventud que no se refleja tanto en su acta de nacimiento sino en su eterna cara de niño. Y es que desde su millonario fichaje en el 2001, el Conejito fue considerado por los técnicos como la eterna promesa, el jugador que quizá en un futuro rendirá frutos pero que por ahora (y en todo momento) resulta prescindible.


Desde su debut a los 16 años con el River Plate, Saviola se mostró como un precoz y habilidoso delantero que anotó en su primer encuentro como profesional. La suerte le permitió ser campeón en un par de ocasiones, obteniendo el campeonato de Apertura (1999) y Clausura (2000) en forma consecutiva. Dado este éxito, los comentarios que aseguraban que se convertiría en estrella se reprodujeron con la velocidad y la profusión de animal que le dio su apodo.


Tales vaticinios se acrecentaron cuando el nacido en Buenos Aires participó con la selección argentina que ganó el Mundial de la categoría Sub-20, siendo él el máximo goleador y el mejor jugador del certamen de acuerdo a la visión de la FIFA.


Con semejante palmares, los clubes más poderosos del mundo fijaron su mira en el pequeño con gran talento. A fin de cuentas fue el FC Barcelona quien en el 2001 se hizo de sus servicios, pagando la que entonces fue la cifra récord del club en el rubro de los fichajes: 4 mil 400 millones de pesetas, mismas que hacían pensar en un futuro también rico en logros.


Sin embargo las cosas no se dieron del todo bien. A pesar de que en su primer temporada logró marcar 17 goles, el técnico
Carles Rexach no lo consideró en ningún momento como titular, sentando el precedente de la extraña relación que Saviola tendría con sus entrenadores (al parecer su eficacia era demasiado fría, sin esa carga de protagonismo que distingue a otros goleadores).


Tan sólo Ramodir Antic lo consideró inbanqueable, mientras que Louis van Gaal y Frank Rijkaard sólo lo utilizaron como un último recurso. Tales circunstancias, sumadas a los cambios en la directiva y a la llegada de Larsson y Eto´o fueron las que lo enviaron al Mónaco y al Sevilla en un préstamo que lucía más a un destierro.


Pero el Conejito volvió. Se incorporó de nuevo a los blaugranas en el 2006 y en un principio la esperanza de se convirtiera en titular no lucía tan descabellada, sobre todo por una lesión que dejó a Eto´o un largo tiempo fuera de las canchas. Saviola jugó varios partidos con un rendimiento aceptable, sin embargo el destino también le reparó una lesión y fue a parar al quirófano.


Quizá en ese momento se terminó el sueño con el Barca. Gudjohnsen llegó como un recurso desesperado ante el gran número de lesiones. Después se convirtió en un capricho de Rijkaard y confinó a Saviola a las catacumbas de la banca, un lugar más cercano a la salida del club que al área donde se meten los goles.


Es así que el día de hoy, luego de perder la liga a manos del Real Madrid, Javier Saviola anuncia su salida del equipo sin descartar la posibilidad de unirse a los merengues. Quizá sea la venganza más justa para un jugador que fue víctima de la política y la terquedad de los técnicos que nunca le permitieron asentarse como ídolo de los Culés.




Mediotiempo.com

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